miércoles, 18 de junio de 2014

Todo va a estar bien

foto: fifa.com
Mucha decepción dejó el empate sin goles entre Brasil y México, sobre todo por la alta expectativa que generó el local antes del inicio de la Copa y que hasta ahora no sustenta dentro de la cancha. Sin embargo hay motivo para mantener el optimismo.

El jueves pasado empezó el Mundial con una ceremonia inaugural decepcionante que acabó siendo lo mejor de la jornada. El único partido programado era el Brasil – Croacia que, ya sabemos, acabó arruinando el impertinente Yuichi Nishimura al cobrar un penal inexistente en favor de la canarinha. No se había visto que la balanza se fuera a inclinar hacia un lado a falta de treinta minutos por jugar, así que solo quedó la sensación de que Brasil ganó por la ayuda arbitral y que debía lavarse la cara ante México.

Sin embargo lo que vimos fue una actuación elogiable y aplaudible del Memo Ochoa, quien se encargó, en repetidas oportunidades, de apagar el grito de gol brasileño desde antes que se emita el más mínimo intento de sonido. Una impecable performance del portero del Ajaccio francés y los murmullos de preocupación en torno del rendimiento de los verdeamarelos, bastante comprensibles.

Sin embargo, a pesar de ni gustar ni convencer en sus dos primeras actuaciones, a Brasil no le pudieron salir mejor las cosas. Fuera de que históricamente va de menos a más, tal como se han presentado los partidos del local, están obligados a jugar al 100% de su concentración de ahora en más. Imagínense que le ganaba claramente y con festival de goles a Croacia y a México; si eso llegaba a ocurrir, seguramente hubiera hecho lo mismo con Camerún y los jugadores, conociéndose la idiosincrasia perenne del futbolista brasileño, se hubieran relajado por sentirse muy superiores al resto.

Efectivamente lo hubieran sido… dentro de su grupo, pero la historia se escribe distinto a partir de octavos. Así, Brasil hubiera llegado a dicha ronda arrogante y demasiado confiado en sí mismo, es decir, sobrado y relajado. Más porque su rival hubiera sido (y va a ser) España o Chile, y cualquiera de estos que vaya a ser, llegará sin la holgura que los locales, pero con  el apetito intacto. Brasil hubiera corrido mucho riesgo en la segunda vuelta con un escenario así.

Tal como se han dado las cosas, ahora debe entrar con la cabeza muy fría y en extremo concentrado para vencer a Camerún, al que probablemente goleará y así tomará el vuelo necesario para afrontar la próxima etapa. Brasil estará bien y México también pues llega entonadísimo, depende de sí mismo para clasificar y cuenta con el Memo y otros varios atrevidos que pusieron más de una vez contra las cuerdas a Brasil. Más todavía si Camerún pone de su parte y le saca uno o más puntos a los croatas y así México podrá cantar su himno una vez más en octavos de final.

Todo va a estar bien, pero con los brasileños y mexicanos. No será así en el grupo H que debutó ayer y resultó una gran decepción. Ni Bélgica, ni Rusia, ni Corea del Sur, de quienes se esperaba buenas actuaciones, dieron la talla. Históricamente, las participaciones de estas selecciones no pasan de aceptables. Parece ser que esta vez no será la excepción.

Diego del Rosario
@ElPelotero6

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