sábado, 5 de abril de 2014

Faltará aliento


No solo en las tribunas con la falta de público en las populares sino también para los reproches ante tan pobres resoluciones para frenar la violencia en los estadios.

Todo mal. En el fútbol, o mejor dicho, en entorno del fútbol hemos visto que se ha hecho todo mal en las últimas semanas. Se sabe que la educación y el nivel cultural del pueblo peruano es bastante pobre, así lo señalan los indicadores que nos ubican en el último lugar de la región y también lo que observamos a diario en las calles la falta de urbanismo o de conciencia de que no todo está puesto ahí para nosotros. No sé ustedes, pero yo reniego de más cuando veo la elegancia con que se echa basura a la calle que bien quedarse en el bolsillo del cochino hasta que tenga un tacho a la mano. También me indigna ver cómo es tan poco respetado un semáforo pero la luz roja se aguarda celosamente cuando hay una ambulancia o un camión de bomberos detrás. Cosas pequeñas, cosas importantes, cositas que pintan vivamente el descriterio y el absurdo de una sociedad que toca fondo incluso en lo que más le gusta.

El fútbol debe ser el entretenimiento más difundido del país. No es ninguna novedad que ante la inconducta (o peores) del publico dentro y fuera del estadio, este termina siendo castigado y se perjudica al local. Ya ha pasado aquí y no hace tanto tiempo y se ve desde mucho atrás cada vez que algo así sucede en el extranjero. Te portas mal, te castigan; pasa cerquita no más, en Argentina, por ejemplo, donde se juega sin público visitante. Aquí en lo que va del año, y acaba de empezar abril, hemos visto un rosario de barbaridades en nuestros estadios que ya dejan sin calificativos al decepcionado redactor. Todos estamos conscientes que lo más grave que puede pasar es un asesinato y lo vimos hace unos días en las afueras del estadio Monumental, dentro del marco de una balacera acordada previamente en las redes sociales. Palmas a la Policía Nacional.

Sin embargo la violencia ya se había visto antes en el partido entre Cristal y Alianza Lima y también, para que se establezca que la bestialidad no es monopolio de los hinchas de equipos grandes de la capital, también en Huancayo fuimos (como país) noticia de un escándalo de discriminación racial. Personalmente, y lo he dicho muchas veces, no creo que lo que pasó con el brasileño Tinga durante el partido entre Real Garcilaso y Cruzeiro por Copa Libertadores sea racismo, pero la agresión fue percibida a nivel internacional y quedamos mal a nivel Perú. Mucho fue lo que ocurrió en el siguiente partido que jugó en cuadro cusqueño en la Incontrastable pues el público no tuvo mejor idea que lanzarle piedras al entrenador de la U de Chile solo porque a su equipo se le ocurrió ganar el partido. Es decir, no se había secado la tinta de los informes de discriminación allí y había que redactar otros por la violencia contra el equipo rival. ¿Cuántos partidos internacionales se habían jugado en Huancayo antes de este año? Cuatro, uno del Sport Áncash en la Sudamericana 2008, otros dos del Sport Huancayo por el mismo torneo en 2010 y 2013 y uno por Libertadores también del Rojo Matador en el 2012. Se hacen de la sede en etapa de grupos del más alto campeonato a nivel continental y así se porta la gente. Seguro que allí no se juega más en mucho tiempo, ¿culpa de quién? De los hinchas. ¿Cómo los califico sin que se ofendan? No soy tan creativo.

Y por si no bastara con la poca lucidez tribunera, faltaba la de los tribunales deportivos. A Cristal lo condenan a jugar sin público a horas de su partido sabatino. ¿No se les ocurre que con tan poca anticipación la gente pudo ir generar desmanes ante las puertas cerradas del Gallardo? El club actuó bien y circuló un mensaje bastante conciliador, pero pudo pasar que los hinchas no respondieran igual. Más lamentable aún fue ver que se cierren las tribunas populares con lo que los barristas bien pudieron llegar a las preferenciales y con ello incrementar el riesgo de violencia.

Cierran el Monumental por un chico del que apenas y se ha dado su nombre (Bryan Huamanlazo) y ya está. Aquellas que acuerdan ir a agarrarse a balazos (una actividad lamentablemente cada vez más difundida) no les importa entrar al estadio, simplemente lo agarran de escenario para su chacota (“ahí va a correr plomo, pe’”). ¿Esta medida, la de cerrar el estadio, fue buena? No lo es desde el punto de vista de la efectividad de la reacción ante la acción vandálica pues nada arregla.

Todo sigue igual, o mejor dicho, seguirá igual pues antes no estábamos tan abajo. Del hueco salimos todos, con la gente y las autoridades poniendo de su parte y no buscando que imponer lo que nos da la gana sobre los derechos de los demás u ofreciendo soluciones ociosas que nos mantienen en la penumbra. Una pena, esperemos que se arregle esto y ya para no quedarnos sin equipos a los que alentar.

Diego del Rosario
@ElPelotero6

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