jueves, 6 de febrero de 2014

El Clásico del Hambre

 
En este 2014 se celebran 86 años de disputas de Clásicos del fútbol peruano. Anoche se jugó el primero de la temporada, lo ganó Alianza Lima 1-0, pero seguimos aplaudiendo las mismas taras deportivas año tras año.
 
¿Usted vio Los Juegos del Hambre? La primera, con eso basta para ilustrar el punto. En dicho largometraje, la historia se desarrolla en una sociedad paralela que celebra sin pensar en la muerte en torno de una disputa en principio deportiva. Una parodia de la realidad y un llamado de atención a la escasez de razonamiento colectivo ante lo que se aplaude por tradición sin importar si es correcto o no, o si está bien llevado o no.
 
El Clásico de anoche fue un poco más de lo mismo en todo lo que involucra a este partido, el más importante de nuestro fútbol. ¿De qué nos sirve discutir si la defensa de la ‘U’ está suficientemente sólida para disputar la Copa si siempre Antonio Gonzales, por ejemplo, quiere hacerse el bravucón y correr veinte metros para cuadrarlo al ‘Colorado’ Ibáñez? ¿De qué le sirve a Alianza el festejo final si se ve que su equipo funciona mejor con los suplentes que con las contrataciones estelares que van a ser titulares? Las palmas o los enojos son vanos porque seguimos matando nuestro fútbol mirando lo que no toca y sin observar lo que realmente corresponde. 
 
Sin demora analizamos qué tanto puede mejorar esa primera línea merengue pero no nos fijamos que hay un fijo en la oncena que la puede embarrar igualito a como lo hizo Balbín ayer en Curitiba, igualito a como lo hacen tantos “caudillos” y “valientes” futbolistas peruanos. En cualquier ratito veremos el mismo error de alguno de crema en lugar de uno de celeste. Festejamos sin notar que a Alianza le venden una idea casi con garantía de triunfo y que, por lo visto, la aleja de su esencia; de hecho cuando jugaron Cedrón y Landauri, anduvo mejor que cuando conducía Costa. Nos importa más el festejo corto y no tanto preocuparnos por que los muebles estén en la sala y no en el baño.
 
“Que jugaron bien” no es cierto, los dos lo hicieron mal. Universitario dominó, hizo su juego, pero otra vez no la puede meter como tantas fechas le pasó en el 2013. Depende mucho de la inspiración de uno o dos, porque el sistema le permite una mayor posesión pero no siempre la generación de situaciones. Y Alianza, si bien se muestra mejor que en la temporada pasada, con sus jales está lejos de ese juego tradicional que debería rescatar para ganar con su esencia, a la manera correcta. Anoche triunfó porque aprovechó UNO de los tantos espacios que Universitario sigue regalando en defensa, ni siquiera se puede hablar de un buen equipo contragolpeador pues una golondrina no hace el verano. Y encima todo nace de los pies de un suplente que seguro se va a quedar en la banca, aunque merezca ir desde el vamos.  O sea, lo de siempre.
 
¿Tan mal todo, Pelotero? Sí, porque así como están van a pelear el campeonato local, más de lo mismo. Pero no hay un crecimiento real, un desarrollo mental, un aprendizaje de los errores que se cometen siempre y que siempre nos dejan con las manos vacías a nivel internacional.
 
Ceteris Paribus, todo sigue igual y provecho con el próximo diciembre que tendremos. Muy probablemente ambos estarán próximos a celebrar el título para entonces, de hecho se nota que deben estar por encima de la mayoría del resto (novedad), pero no aparece una figura, dentro o fuera de la cancha, que busque cambiar este equivocado objeto del aplauso.
 
Diego del Rosario
@ElPelotero6 

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