Universitario sigue sin ganar. No pudo pasar del empate 1-1 con la San Martín y estiró a doce los partidos seguidos sin conocer la victoria. Sin embargo, a diferencia de otros partidos, esta vez sí se vio una idea de juego que podría servir para empezar a ganar.
En lo que va del año, Universitario jugó cinco partidos por el torneo Descentralizado, tres por Copa Libertadores y otros tres amistosos que no son importantes. Pero de los partidos que sirven, apenas pudo empatar tres por el campeonato local y cayó tres veces por el mismo 1-0 en la Copa. Los resultados fueron los iguales en dichos amistosos y si le sumamos el encuentro final del 2013, en el que acabó pateando penales para definir el título ante Real Garcilaso, ya van doce choques en los que la U no ha logrado ganar.
Desde el arranque de la temporada se vio un defecto preocupante en el nuevo equipo. Fuera de la partida y separación del plantel de algunas figuras, el equipo que acabó dejando una buena impresión la temporada pasada, con dinámica de juego, variantes ofensivas y gol, no tenía porqué desmoronarse y más bien encontrar respuestas a los nuevos problemas. Sin embargo la falta de gol, que fue la mayor preocupación durante gran parte de la campaña del título, reapareció pero se confiaba en que desaparecería con el correr de las semanas. La dinámica quería conservarse, pero el plantel lucía cansado y se culpaba a la pretemporada, cosa que cuando avanzaran las fechas el equipo iba a aflojar y volver a ser esa maquinita moderna que Comizzo echó a andar en el último trimestre del 2013. ¿Y las variantes? Ya sin Guastavino, Gonzales no apareció como debía y las angustias surgieron.
Pues ni el gol, ni la dinámica, ni las variantes se dieron y el equipo ya está eliminado de la Libertadores y anda penúltimo en su grupo del Torneo del Inca. Los reclamos y las culpabilidades se esparcieron rápidamente, y, ¿y qué? El equipo seguía sin jugar a nada y perdiendo y son ser capaz de marcar goles. Eso es lo peor, que la U, incluso ayer mismo, no juega bien y no hace daño. Eso por mantener un sistema de juego, el de Comizzo, que ya no estaba dando resultados. Anoche, luego de un primer tiempo para la lágrima, cambió.
Ruidíaz que no está con suerte de cara al arco contrario salió de entre los centrales rivales para darle dicho lugar a Cris Martínez quien llegó entre bombos y platillos para jugar en ese sitio. El gol y control compartido del juego (con el rival) llegó con este pequeño cambio. La Pulga no se fue a volantear, sino a jugar de media punta y el paraguayo bien adelante a chocar. Con esto la volante cambió de 2-3 a un cuadrado básico pero que resultó. La defensa si bien continúa siendo porosa y sin especialistas en el uno a uno, al menos pudo respirar. Si el mediocampo sigue andando y la delantera anotando, quizás la defensa se contagie o al menos recupere la confianza cuando evite las pocas veces que le llegarán. Algo extraño, pero a este equipo le queda armarse de adelante hacia atrás para escapar de estos malos resultados que tanto espacio han dejado para la angustia propia y la burla ajena.
Al menos ya se ve una luz. Universitario aún tiene que alcanzarla, pero el técnico que ya llega tiene adónde apuntar, sino para seguir por ahí, cuando menos para salir de perdedor.
Diego del Rosario
@ElPelotero6
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