Universitario volvió a perder por Copa Libertadores. Esta vez rompió el molde de los resultados mínimos y cayó goleado por 3-0 ante Atlético Paranaense en Brasil. Se requiere de un cambio ya.
Cuatro partidos jugados, cuatro partidos perdidos, seis goles en contra y ningún gol a favor. Esos números lamentables son los que arroja la campaña hasta aquí de Universitario de Deportes en la Copa Libertadores presente. Suficientes para colocar al cuadro crema como el peor en lo que va de la competición. Si bien no podía esperarse una buena campaña el elenco estudiantil, sí podía pensarse en una, al menos, decorosa y no en este bochorno que sonroja los rostros merengues.
Buscar culpables es un ejercicio que me resulta ocioso. Pero si quiere hacerlo creo que habría que poner en primera fila al ex técnico Ángel Comizzo y, un paso detrás, a los jugadores. El DT fue quien pidió a los jugadores que llegaron, que rinden menos que la batería de mi celular, y quien decidió quienes debieron irse del plantel. Desarmó el equipo que él mismo había construido con trabajo y magia. A eso hay que sumarle el bajo nivel que están presentando varios jugadores que fueron figuras la temporada pasada y, lo ya mencionado, el casi nulo aporte de los recién llegados. Puede ser que a algunos el sistema no los favorezca, pero Ruidíaz o Gómez, por decir un par de nombres, no tienen excusa para haber decaído tanto en su producción, más allá de que su esfuerzo sí es irreprochable.
A Luna y a Martínez, dos de los nuevos, sí los ponen en posiciones que les son ajenas. A este lo sacan del área y a aquel lo acercan más de la cuenta al cajón grande. Sufren ellos con las tareas que les asignan y sufren los hinchas porque los refuerzos no llegan a la altura de los extranjeros que se fueron. Sin duda eso es responsabilidad del ex entrenador que en su breve estadía este año por Universitario insistió con una fórmula que claramente no da resultados. A Silvestri le podríamos reprochar que sigue en la misma, pero ¿para qué?
Se necesita al nuevo técnico ya. ¿Para salvar la Copa? No hay forma, el equipo está matemáticamente eliminado y habría que ser muy optimista para pensar que ante Vélez, en Argentina, este equipo desarmado puede pensar en sumar. Se necesita un técnico que ponga ya mismo los muebles en la sala y las ollas en la cocina para que ante The Strongest en el Monumental no termine de redondear una campaña tan nefasta como la que la U le enrostra a sus clásicos rivales. Ese es el objetivo ralo que le queda a Universitario: no acabar con cero puntos. Es un objetivo tristemente importante.
¿Para algo más? Para ir armando al equipo que debe participar mejor cuando acabe el Torneo del Inca. Está difícil que pueda ganarlo, pues sus rivales le llevan una importante ventaja de puntos y de trabajo táctico. Pero, si quiere repetir el resultado del 2013, tiene que rehacerse lo más pronto posible.
Cuatro partidos jugados, cuatro partidos perdidos, seis goles en contra y ningún gol a favor. Esos números lamentables son los que arroja la campaña hasta aquí de Universitario de Deportes en la Copa Libertadores presente. Suficientes para colocar al cuadro crema como el peor en lo que va de la competición. Si bien no podía esperarse una buena campaña el elenco estudiantil, sí podía pensarse en una, al menos, decorosa y no en este bochorno que sonroja los rostros merengues.
Buscar culpables es un ejercicio que me resulta ocioso. Pero si quiere hacerlo creo que habría que poner en primera fila al ex técnico Ángel Comizzo y, un paso detrás, a los jugadores. El DT fue quien pidió a los jugadores que llegaron, que rinden menos que la batería de mi celular, y quien decidió quienes debieron irse del plantel. Desarmó el equipo que él mismo había construido con trabajo y magia. A eso hay que sumarle el bajo nivel que están presentando varios jugadores que fueron figuras la temporada pasada y, lo ya mencionado, el casi nulo aporte de los recién llegados. Puede ser que a algunos el sistema no los favorezca, pero Ruidíaz o Gómez, por decir un par de nombres, no tienen excusa para haber decaído tanto en su producción, más allá de que su esfuerzo sí es irreprochable.
A Luna y a Martínez, dos de los nuevos, sí los ponen en posiciones que les son ajenas. A este lo sacan del área y a aquel lo acercan más de la cuenta al cajón grande. Sufren ellos con las tareas que les asignan y sufren los hinchas porque los refuerzos no llegan a la altura de los extranjeros que se fueron. Sin duda eso es responsabilidad del ex entrenador que en su breve estadía este año por Universitario insistió con una fórmula que claramente no da resultados. A Silvestri le podríamos reprochar que sigue en la misma, pero ¿para qué?
Se necesita al nuevo técnico ya. ¿Para salvar la Copa? No hay forma, el equipo está matemáticamente eliminado y habría que ser muy optimista para pensar que ante Vélez, en Argentina, este equipo desarmado puede pensar en sumar. Se necesita un técnico que ponga ya mismo los muebles en la sala y las ollas en la cocina para que ante The Strongest en el Monumental no termine de redondear una campaña tan nefasta como la que la U le enrostra a sus clásicos rivales. Ese es el objetivo ralo que le queda a Universitario: no acabar con cero puntos. Es un objetivo tristemente importante.
¿Para algo más? Para ir armando al equipo que debe participar mejor cuando acabe el Torneo del Inca. Está difícil que pueda ganarlo, pues sus rivales le llevan una importante ventaja de puntos y de trabajo táctico. Pero, si quiere repetir el resultado del 2013, tiene que rehacerse lo más pronto posible.
Diego del Rosario
@ElPelotero6
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