Alianza Lima y Sporting Cristal ofrecieron el mejor partido en lo que va del Descentralizado en su empate 2-2. Hubo vértigo y emociones, pero ¿hubo buen juego?
Siempre que se habla de fútbol cabe preguntarse si jugando bonito se está jugando bien. Un fútbol atildado puede ser un error si lo que se requiere es velocidad. Hacer un fútbol muy dinámica también es un desacierto cuando lo que corresponde es poner una pausa. Una pared de taquitos es aberrante si lo que toca es un cambio de juego sin brillo. Otras veces se juega mal simplemente porque no se es lo suficientemente preciso para ejecutar la idea del técnico de la charla previa al partido.
Así como si una sinfónica no se preparara lo suficiente para tocar una sinfonía de Beethoven, poco importará que la partitura sea una genialidad si a la hora de tocar los músicos entran a destiempo o yerran la nota. Creo que eso fue lo que le pasó al partido, pues los jugadores no interpretaron del todo bien los sistemas que sus entrenadores propusieron pues se encontraron vacíos donde no debía haber. Poca precisión y cierto descriterio en algunos pasajes del encuentro hicieron que me anime a firmar que no jugaron bien.
Los cuatro goles, de cierta forma, fueron más errores defensivos que aciertos de los ataques. Miren el primero, el de Juan Diego, agarra a una defensa pensando en los cuernos del toro a muy poco de iniciado el partido. En los goles celestes, Forsyth pudo ofrecer una resistencia menos endeble sobre todo cuando se dio espacio para hacer tapadas antes de que le llenen el arco. Más en el mano a mano con Ávila que en el tiro de Lobatón que ciertamente fue complicado. Diga usted que le anularon mal un gol a los rimenses porque en esa jugada, nuevamente el portero blanquiazul achicó ineficazmente. Y ni hablar del gol de Míguez porque apareció escandalosamente solo en el borde del área chica.
Brillo no hubo, pero sí se dieron íntegros, corrieron como deberían hacerlo siempre y, al menos, la embocaron varias veces. Las ganas y la dinámica pueden suplir al buen juego para lograr resultados en ciertas ocasiones, pero no siempre. Se debe jugar bien, no bonito, para estar más cerca de los triunfos que de las frustraciones. Ambos deben afinarse para lograr ello. Y a la gente, con todo el respeto que le tengo, no se deje engatusar con eso de que fue un partidazo: no lo fue, solo corrieron bastante y se hizo vistoso, pero el buen fútbol es otra cosa.
Con todo eso, igual fue el mejor partido en lo que va del año y, al menos, queda la impresión de que los dos van a poder ofrecer verdaderos partidazos.
Diego del Rosario
@ElPelotero6
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